La relajación de las restricciones a la movilidad internacional y el regreso de los viajes es, sin duda, una buena noticia para los negocios a nivel mundial pero, a la vez, supone una gran oportunidad para los delincuentes, quienes pretenden explotar las ventajas de un entorno más dinámico con prácticas delictivas. En este contexto, los viajeros extranjeros y el personal expatriado son un objetivo claro para estas acciones delictivas.

¿En qué lugar se encuentran los secuestros y la extorsión en los viajes?

No obstante, según datos recogidos por Control Risks, el 97% de las personas secuestradas durante la primera mitad de 2021 han sido personas locales del país contratadas por las multinacionales. El riesgo existe incluso cuando no hay un tránsito internacional de personas.

Los expertos de Control Risks prevén que en los próximos dos años se produzca un aumento de la amenaza de secuestro de los ciudadanos extranjeros, y apuntan que “en muchos de los países en los que el secuestro y la delincuencia extorsiva son habituales, una recesión económica sostenida y la proliferación de bandas criminales más sofisticadas han hecho que los secuestradores actúen de forma cada vez más agresiva”.

Los viajeros más susceptibles de sufrir este tipo de riesgos son los que realizan estancias más largas en el país de destino; también aquellos que visiten lugares en los que los delincuentes puedan actuar con gran impunidad, Afganistán, Haití, Nigeria o el Sahel, así como en muchas regiones en América Latina.

Los viajeros de corta duración tampoco están exentos de estos riesgos, como el secuestro exprés, perpetrado por grupos criminales pequeños que buscan un pago de bajo riesgo. También existen otro tipo de extorsiones denominadas de bajo nivel, porque su finalidad es conseguir pequeños pagos, pero son las que probablemente más crezcan próximamente. Además, aparecerán otras prácticas delictivas novedosas ya que, como apuntan desde Control Risks, “los delincuentes han tenido tiempo de actualizar sus estafas y modificar sus tácticas, lo que hace más probable que las personas vuelvan a ser vulnerables”.

Llegar a conocer el verdadero riesgo y saber cómo gestionar la situación, si se da el caso, es fundamental: en el punto de mira de las organizaciones criminales se encuentran, principalmente las multinacionales que operan en zonas de alto riesgo, organizaciones benéficas o no gubernamentales que trabajan en zonas de conflicto, empresas de seguridad, compañías marítimas y ejecutivos con altos cargos.

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