Las compañías usan más medios digitales para detectar los fraudes.

Tenemos fama, merecida o no, de ser un país dado a la picaresca, una querencia que en buena lógica debe reflejarse también en la relación de los ciudadanos con las aseguradoras. La buena noticia, sin embargo, según el informe que anualmente suele dedicar a este asunto la multinacional francesa AXA, es que en 2021 el fraude al seguro ha caído en España por primera vez en diez años. Y decimos que se trata sin duda de una buena noticia no solo porque el fraude tiene un importante coste para las compañías de seguro, sino sobre todo porque las aseguradoras suelen acabar repercutiendo este coste en el conjunto de los clientes que compran pólizas.

En concreto, la tasa de fraude al seguro en 2021 se situó en España, de acuerdo con el citado informa, en el 1,91% del total de siniestros, lo que representa una ligera caída respecto al 2,2% que existía ejercicio anterior, pero sin embargo duplica la tasa que existía en 2012 cuando la multinacional francesa realizó por primera vez este estudio convertido ya en un clásico en el sector. La tasa de fraude continúa relativamente alta en España, según algunos analistas, en parte por las consecuencias económicas derivadas del Covid que han podido empujar a algunas asegurados a tratar de cometer fraudes. 

En cuanto al llamativo hecho de que la tasa de fraude disminuya por primera vez en 10 años en España, los especialistas del sector lo atribuyen al creciente uso de medios digitales y nuevas tecnologías por parte de las compañías para detectar fraudes. Cuando AXA realizó por primera vez este estudio, los medios digitales solo intervenían en la detección del 5% de los fraudes, pero el año pasado estas tecnologías fueron claves para analizar más del 25% de los casos de posibles fraudes en los siniestros. De hecho, las aseguradoras poseen cada vez programas más complejos, sobre todo para el análisis de datos, mucho más eficaces en la lucha contra el fraude. El uso de este tipo de nuevas tecnologías ha disminuido asimismo el tiempo medio de investigación de un posible fraude, que ha pasado a ser de unos 30 días ahora, frente a una media de 45 días hace diez años.

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.